Retos y Desafíos de Topara, la Primer Gran Marca Outdoor Colombiana

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Hablar de Topara es hablar de un sueño ambicioso: construir la primera gran marca outdoor colombiana en un mercado que todavía está en consolidación. Mi cercanía con la industria, primero desde el mundo del marketing de moda y después como montañista, además de mi experiencia al frente de las comunicaciones de Toto Nalsani, me da una perspectiva privilegiada sobre lo que significa esta apuesta. No se trata solo de lanzar una nueva marca, sino de retar las condiciones mismas del mercado colombiano y la manera en que los consumidores entienden el outdoor.

Hoy, las nuevas generaciones no ven el outdoor como lo veíamos hace algunos años. Para muchos jóvenes, ya no se trata tanto de aventura, riesgo o deportes extremos, sino de una conexión íntima con la naturaleza y con el medio ambiente. Pero esa conexión la buscan con las comodidades que encuentran en la ciudad. Por eso fenómenos como el glamping han tenido tanto auge en nuestro mercado: ofrecen la posibilidad de vivir el contacto con la naturaleza, pero con el confort de un hotel, sin necesidad de cocinar ni asumir las exigencias de la vida a campo abierto. Al final, lo que el joven busca es disfrutar de la experiencia outdoor con la mayor comodidad posible.

Esto conecta también con la forma en que el turismo experiencial ha crecido en Colombia. Hoy abundan proyectos que integran caminatas ecológicas con espacios de descanso premium, campamentos de lujo en zonas rurales cercanas a las ciudades y actividades al aire libre diseñadas más para compartir en redes sociales que para enfrentar condiciones extremas. Esa es la manera en que la nueva generación se aproxima al outdoor: menos técnica y deportiva, más emocional, estética y cómoda. Para Topara, entender esta tendencia es clave, porque le abre la oportunidad de posicionarse no solo como marca de aventura, sino como un puente entre la naturaleza y el estilo de vida urbano.

En Colombia este reto se hace aún más complejo. Las condiciones de seguridad del país limitan la práctica de actividades al aire libre en muchas regiones. A diferencia de otros mercados donde el outdoor crece con fuerza, aquí muchos consumidores sienten que exponerse demasiado puede ser un riesgo. Eso genera una tensión: por un lado, el deseo de naturaleza; por el otro, la necesidad de espacios seguros y controlados. Topara tiene que navegar ese terreno con inteligencia, entendiendo que el outdoor local no puede copiar modelos extranjeros, sino adaptarse a nuestra realidad.

Creo firmemente que la clave está en tender un puente entre lo técnico y lo urbano. Muchas marcas internacionales ya exploran esta fusión, tomando prendas outdoor y llevándolas al streetwear, a un estilo urbano que los jóvenes adoptan con naturalidad. Allí veo una gran oportunidad para Topara: no renunciar al espíritu de la montaña, pero acercarlo a quienes quieren expresarse en la ciudad con ropa que combine resistencia, funcionalidad y diseño. Cuando probé este tipo de prendas en mis propias experiencias de montaña, entendí lo valioso que es contar con productos que respondan a condiciones reales, y esa autenticidad puede trasladarse a la vida diaria.

El camino, sin duda, es desafiante. La marca compite en un mercado donde lo aspiracional suele estar dominado por gigantes internacionales, y donde la cultura outdoor todavía está en formación. Pero justamente por eso, Topara puede marcar la diferencia: al ser local, tiene la capacidad de conectar con las emociones, con los paisajes y con las historias de Colombia de una manera que ninguna marca extranjera podrá replicar.

En mi visión, el futuro de Topara dependerá de su habilidad para leer estas señales: responder a la necesidad de un outdoor cómodo, seguro y urbano; construir identidad a partir de la autenticidad colombiana; y apostar por un discurso que inspire a los jóvenes a redescubrir la naturaleza sin miedo, pero también sin perder estilo. Si logra ese equilibrio, no solo será la primera gran marca outdoor colombiana, sino una que defina cómo entendemos el outdoor en el país durante las próximas décadas.

RSG

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